Miradas Cómplices constituye un laboratorio de ideas, de reflexiones fotográficas e imágenes que, quizás, encuentren vuestra complicidad.

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miércoles, 27 de septiembre de 2017

El color empezó con Miles Davis


Desde que tengo uso de la razón, recuerdo haber visto en la casa de algún amigo o de algún familiar, un retrato inmenso de Miles Davis que sobresalía en la cubierta de un disco. Allí se lo veía en plena acción con su trompeta y el nombre del vinilo ya es legendario: Kind of Blue. Me crié con esa imagen, en una época donde no existía Internet ni la postfotografía y las imágenes se quedaban grabadas por más tiempo en la memoria.


Portada original. Fotografía: Jay Maisal

Junto con ese retrato, ese trabajo discográfico sigue tan vital actualmente como en aquella época adolescente donde nos juntábamos con varios amigos,  a escucharlo en un destartalado tocadiscos, un domingo cualquiera a la tarde.
Curiosamente, gran parte de sus ventas se han producido en los últimos 5 años – señala Ashley Kahn en el libro Miles Davis y Kind of Blue. La creación de una obra maestra (2011)-  y no sólo los viejos fans que reemplazan el vinilo gastado. Sigue ejerciendo su hechizo sobre una generación más joven, más acostumbrada a la estética del alto volumen y los ritmos frenéticos del rock y del rap”.
Y como Kind of Blue, ese retrato, tan atemporal de Davis en la tapa tiene nombre y apellido y sigue perpetuando a su autor: Jay Maisel, otro pionero de la fotografía a color.


(c) Jay Maisel, Nueva York

 Y si, el trabajo de más de 40 años de este gran fotógrafo neoyorquino - como si se tratara de un continuun con el punto inicial a partir de ese retrato -  es muy atemporal, mezcla de buena composición y magistral uso de colores y potencia visual.


(c) Jay Maisel

Siempre me ha gustado como trabaja la composición a través de lo que denomino “campos de color”. Una característica de su trabajo que creó escuela en muchos fotógrafos contemporáneos. El buen uso de esos campos de color otorga a la imagen, según mi opinión, más emoción que raciocinio y más fluidez que inmovilismo.

(c) Jay Maisel


“Hay reglas sobre la percepción, pero no sobre la fotografía” suele decir en sus talleres, este hombre de 86 años, dejando bien claro que la fotografía y él mismo están más allá de las etiquetas y las modas como la fotografía de Miles Davis.


(c) Jay Maisel
Hasta pronto!



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lunes, 25 de septiembre de 2017

El color no es sólo una cuestión estética

En una oportunidad, cuando aún era un chaval, me encontré con la portada de un disco de Steely Dan que me llamó mucho la atención por lo surrealista que era y, por supuesto, por esos trazos de color rojo que me transmitían transgresión, ruptura. Algo de todo ello era, este fabuloso dúo de músicos de jazz rock,  a finales de los años ´70 del siglo pasado.


Disco que apareció por primera vez en 1978


El autor de esa obra casi pictórica no era otro que el fotógrafo Pete Turner, otro gran pionero del uso del color en la fotografía que, además de realizar “arte” en las tapas de los vinilos, publicaba sus imágenes, por ejemplo, en National Geographic.
Los ’70 fueron un punto de inflexión  para la irrupción del color en galerías, museos y edición de libros. En Europa, Harry Gruyaert, revolucionaba el purista mundo de la fotografía documental con su TV Shots. En USA, aparecía con fuerza, un grupo de fotógrafos (Joel Sternfeld, Sthepen Shore, Joel Meyerowitz, William Eggleston, Robert Walker, entre otros) agrupados bajo la denominación de New American Color Photography. Y Pete Turner se alió con Ernst Haas y Jay Maisel para crear The Space Gallery, en pleno corazón de Nueva York, y así promover la fotografía en color como una forma de arte.


(c) Pete Turner. Time Square, Nueva York, 1958

Al igual que Haas y Maisel, Turner exploró el uso del color hasta límites insospechados. En las décadas precedentes a los ’70, ideó maneras de manipular la tonalidad y saturación (a través de usos de filtros in situ) para crear una nueva dirección no sólo estética en el uso de colores primarios.


(c) Pete Turner. Texas 1974

Nadie estaba usando fotos de color primario – señaló a la prestigiosa revista de fotografía PDNY la jirafa (realizada en 1964) es una combinación de magenta y rojo, una imagen muy poderosa que manipulaba el color mucho más allá de lo que pensaban los fotógrafos de color de esos momentos”. El Metropolitan Museum of Art adquirió esta fotografía en 1967. 


(c) Pete Turner. La Jirafa, 1964

Desde un principio, Turner tenía claro que el color no iba a ser usado sólo como algo únicamente estético. “Tiene que haber algo más  que color – señalaba a Nikontiene que haber contenido, pero el contenido es a menudo difícil de encontrar cuando se trabaja con colores altamente gráficos y diseño audaz”
“El color puede conducirte por un montón de caminos difíciles y puede estropear las composiciones porque tu ojo se desdibujará en el área de color como un imán, y eso no es bueno para la composición”.

(c) Pete Turner. Orange Wall and Wave, 2001 de su serie Walls of life


Hasta pronto!

Nota: Esta nota es mi pequeño homenaje a Turner que, hace unos días, con 83 años nos dejó un poco más solos en este mundo. 



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miércoles, 20 de septiembre de 2017

Un apuro lento por La Habana


Hay pocas ciudades que me hayan sorprendido tanto como La Habana. Fue como soñar despierto hacia el pasado de mi infancia cultural. Hacía muchos años que quería visitarla y durante todo ese tiempo, me fui nutriendo de mucha imaginería visual, de muchos grandes fotógrafos que la captaron en diferentes momentos cruciales. Me construí una ciudad a través de los ojos ajenos. Sin embargo me faltaba descubrir el corazón y eso se logra estando allí, conviviendo con su gente, deambulado sin cesar por sus agrietadas calles, por sus olores, por su cotidianeidad. Y a disfrutarla con una cámara, que de eso se trata.


(c) Marcelo Caballero. La Habana 2017

Ya llevo dos viajes en la maleta, realizados entre el 2016 y este año; y ya les puedo asegurar que una pequeña puerta del corazón habanero se me ha entreabierto y lo titulo Un apuro lento, un proyecto que me hace ilusión y que me invita a seguir visitándola.
Y es que en La Habana el tiempo avanza detenido, o no avanza. – señala el escritor cubano Abilio Estévez en su libro InventarioSecreto de La Habana –  Somos quizás nosotros quienes intentamos deslizarnos por un inexorable muro de tiempo estancado. La inmovilidad ha sido nuestra única movilidad”
Me gustaría compartir con ustedes un video con una pequeña selección de este proyecto.


UN APURO LENTO from Marcelo Caballero on Vimeo.


Muchas gracias y hasta pronto!



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lunes, 18 de septiembre de 2017

Un elegante divague por la mínima expresión del rojo


A los que nos gusta el color, sabemos perfectamente la expresividad que conlleva. Por ejemplo, un color cálido como el rojo:  atrae alegría, vitalidad, movimiento, acción. Pero también expansión. Y en fotografía o pintura, la expansión de un rojo en su mínima expresividad es como un “iniciarse” en una nueva lectura de una imagen, un punto de inflexión hacia otros mundos.
Ese minúsculo punto, en especial, no distrae. Todo lo contrario, te lleva hacia el corazón mismo de la imagen y allí encuentras otros simbolismos, mucho más atractivos a la imaginación que a  la primera impresión.


(c) Jens Olof Lasthein

El rojo actúa meramente como un canalizador, por ejemplo,  en una triangulación de rojos mínimos, para expandir una historia visual. Y unas palabras “imaginadas” acechan al observador como preguntas sin respuestas. Sólo se trata de lenguaje fotográfico puro.


(c) Boris Savelev

O esa primera impresión de rojo mínimo casi imperceptible te lleva a desgranar ese monocromático paisaje urbano de colores fríos. Y te haces preguntas sobre el melancólico paisaje que no es tanto, gracias a la existencia de esa minúscula presencia de calidez.


(c) José Manuel Navia

A veces, la culminación de la mínima expresividad del rojo, puede ser el comienzo de una riqueza de sombras que enmascaran sugerentes y ambiguas historias imaginadas. Una lectura oculta  como si “la mirada del rojo” te redireccionara hacia fuera del encuadre. En ese contexto, me complace, gracias a la libertad que me da la escritura, comparar ese rojo con las miradas perdidas de los cuadros de Edward Hopper. Y en ese contexto, el rojo mínimo no me expresa vitalidad, sino una incipiente soledad.


(c) Harry Gruyaert

Hasta pronto!



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viernes, 15 de septiembre de 2017

Imágenes que no se lean con demasiada facilidad


No me canso de repetir (o de escribir) que siempre debemos explorar nuevas variantes de composición, para no repetirnos siempre en lo mismo. Para no aburguesarnos. Y así darle vitalidad a tu pulsación interna, al fin de cuentas;  y así refrescar soluciones para resolver los problemas visuales que acarrea hacer una imagen, ni más ni menos. Allí está la razón de la existencia del lenguaje fotográfico.
En ese contexto, me gustaría poner como ejemplo el trabajo de Jens Olof Lasthein, que apostó por el formato panorámico para poder expresar sus obsesiones, su forma de entender el entorno a través de la fotografía.


(c) Jens Olof Lasthein. De su libro Moments in Between (2000)

Hace unos días visité la librería del Visa Pour l’image y me encontré con un antiguo libro de Lasthein: Moments in Between (2000) y me maravillé con sus escenas panorámicas callejeras realizadas en diferentes pueblos y ciudades durante el conflicto de los Balcanes.
Al igual que Alex Webb, Lasthein documenta el paisaje urbano en lugares de tensión social más allá de estar en el frente de la guerra. Y como un antropólogo visual recorre distintos espacios públicos de retaguardia con una cámara de formato panorámico, idónea para realzar su forma de composición. Y allí está su gran acierto, su gran potencia visual que le otorga frescura al documento.


(c) Jens Olof Lasthein. De su libro Moments in Between (2000)

“La elección del formato – señala Lasthein a Lens Culture – también tiene que ver con la posibilidad de combinar varios elementos contradictorios en un cuadro. Tiene que ver también con la credibilidad; después de todo, la vida no es simple. Así que no quiero que mis imágenes se lean con demasiada facilidad”.


(c) Jens Olof Lasthein. Azerbaijan 2014. De su libro Meanwhile Across the Mountain (2017)

Este año, publicó su cuarto trabajo, Meanwhile Across the Mountain.Pictures from the Caucasus. Un libro que condensa 6 años de trabajo en 90 imágenes panorámicas sobre su visión de la vida cotidiana en estados de Europa del Este como Ossetia, Daguestán y Chechenia. Una maravilla de trabajo que continúa con ese sentido de “lectura visual no tan fácil” que propone el autor.


(c) Jens Olof Lasthein. Chechenia 2011. De su libro Meanwhile Across the Mountain (2017)

La visión del autor se muestra vital en el amplio horizonte indisciplinado de elementos que propone el formato panorámico. Y realmente tengo la sensación de estar dentro de esas imágenes y todo ello me conmueve.


(c) Jens Olof Lasthein. Karabakh 2014. De su libro Meanwhile Across the Mountain (2017)


“No sufro la ilusión de que mi historia es la única y verdadera historia – señala el fotógrafo sueco a British Journal of Photography – Un factor importante para juzgar la calidad de la fotografía documental es la honestidad”.



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miércoles, 13 de septiembre de 2017

Bajo la estela de Winogrand


Garry Winogrand no sólo ha dejado un legado magnífico de imágenes. Prueba de ello es el voluminoso catálogo de su exposición itinerante que recaló en Madrid (Fundación Mapfre) en el 2015. También ha dejado una impronta profunda en la fotografía de calle contemporánea y pongo como ejemplo, en este post, el trabajo de Jun Abe.


(c) Jun Abe. De su libro Citizens 1979 - 1983

En el 2011 había escrito una nota  sobre este fotógrafo japonés nacido en Osaka; y especialmente sobre su premiado Citizens 1979 – 1983 (Vacuum Press, 2009). Al igual que las imágenes de Winogrand; las de Jun Abe son engañosamente simples y cuestionan la misma esencia de la fotografía. 


(c) Jun Abe. De su libro Citizens 1979 - 1983

Abe al igual que Winogrand nos introducen es situaciones extrañas que son parte inherente de nuestra realidad cotidiana.


(c) Jun Abe. De su libro Citizens 1979 - 1983

Hacía un tiempo que había perdido los rastros de este gran fotógrafo de calle japonés. Actualmente imparte clases de fotografía en Visual Arts Osaka y ha publicado varios libros, a través de Vacumm Press, de sus numerosos vagabundeos por grandes ciudades.

Como por ejemplo, Manila (2011)


(c) Jun Abe. De su libro Manila


O New York (2017) 


(c) Jun Abe. De su libro Nueva York

O las realizadas en la ciudad portuaria surcoreana de Busan (2014)


(c) Jun Abe. De su libro Busan

Hasta pronto!


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miércoles, 6 de septiembre de 2017

Lo que duran 5 pintas de Guiness


Siempre que se habla de proyectos fotográficos, pensamos en tiempos a largo plazo, de ir despacio, de reflexionar, de saber editar. Un proyecto “no se puede hacer de un día para el otro” es el consejo previsible de los sabios de siempre. 
Sin embargo, hay algunos, unos pocos,  que se hacen lo que se tarda en “tomar unas 5 pintas de Guiness” como el que realizó Krass Clement en una sola noche en un pequeño pub en Drum, Irlanda.

Portada original del libro (1996). hoy en día muy dificil de conseguir y cara. Aunque Errata Editions (2012) ha publicado una nueva versión al alcance de bolsillos medios.

Drum con el tiempo se convirtió en uno de los más importantes proyectos documentales de los últimos años. Rara vez se logra una coherencia y narración visual tan potente y contundente en un proyecto realizado en tan poco tiempo.


(c) Krass Clement. Drum, 1996

Drum, a través de sus imágenes, muestra un pueblo irlandés desde la oscuridad, en el final de una jornada laboral y con el epicentro en un pub con un protagonista excluyente: un anciano sentado solo con su bebida. El proyecto constituye una reflexión sombría sobre la alienación y la soledad en los pequeños pueblos. Un trabajo imperdible para cualquier entusiasta de la fotografía documental.

(c) Krass Clement. Drum, 1996

(c) Krass Clement. Drum, 1996

Otro proyecto que también se fraguó en lo que se tarda “ en tomar 3 cañas de cervezas” es el de Gonzalo Juanes con su “Calle Serrano” de Madrid. Un maravilloso y potente documento visual que retrata como nadie, la vida urbana de las clases altas madrileñas en la famosa  calle madrileña durante el franquismo. Y fue realizado en escasas 3 horas, sentado en una terraza, a la hora del vermú, un domingo de 1965.


(c) Gonzalo Juanes. Calle Serrano, 1965


El azar no debe conquistar la imagen, debe quedar siempre a la voluntad del fotógrafo, como autor. Éste debe ser el único dueño, sus decisiones deben responder a esa reflexión” señalaba Juanes. Quizás en esa voluntad de autor está la clave de un proyecto bien encaminado, más allá del tiempo.

hasta pronto!


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lunes, 4 de septiembre de 2017

Perdidos en sus pensamientos


 “Si tus fotos no son lo suficientemente buenas es porque no te has acercado lo suficienteRobert Capa

La famosa frase atribuida a Capa recuerda, en mi opinión, cuál es el posicionamiento más adecuado que debes utilizar para recrear una imagen con tu cámara y así transmitir lo que deseas. Y allí, ya tenemos un problema. Ya que debemos resolver esa entelequia visual preguntándonos: ¿cómo deseamos representar una fotografía a través del rectángulo de la cámara?
Eso mismo se preguntó Harry Callahan a mediados de los ’60 del siglo pasado. Este maestro de la fotografía, educado en el corazón de la New Bauhaus de Chicago, necesitaba una renovación compositiva en sus fotografías de calle. De alguna manera, ese estímulo lo encontró, fascinado por la energía aleatoria que desprendían las fotografías urbanas de Garry Winogrand.
Sin embargo, Callahan se renovó totalmente cuando se encontró con el trabajo de Balthus, principalmente por la sensación de casualidad y aleatoriedad que transmitiía un cuadro en especial: The Street.

(c) Balthus. The Street, 1933


Le gustaba ese cuadro a Callahan porque no tenía interés en enfrentar “de cerca” a la gente en la calle.  Bastaba sentir en ellos una sensación de soledad parecida a la suya. Su interés por las personas "perdidas en sus pensamientos" provino de la apreciación de Callahan de la ciudad como un lugar de privacidad y ensueño. Y en eso estaba cuando se encontró con ese cuadro de Balthus que dio con la tecla.


(c) Harry Callahan. Providence, 1968

Los peatones de Balthus comparten con la proximidad física, la distancia emocional y la auto absorción individual de Callahan. El orden clásico subyacente de la pintura de Balthus también es paralelo a la búsqueda de Callahan de la estructura geométrica en el flujo de la aleatoriedad y el desorden.

(c) Harry Callahan. Portugal, 1982

La desconfianza de Callahan hacia el sentimiento y la anécdota significaba que sus imágenes serían historias frescas y no dramáticas del devenir constante de la ciudad. Técnicamente comenzó a usar, con más asiduidad,  gran angulares con distancias focales más cortas (de 28 a 24 mm.) y ello le ayudó a “dar un paso atrás” para lograr esa atmósfera urbana como suspendida en el tiempo.


(c) Harry Callahan. Egypto, 1978

  
Lo de Callahan es ejemplificador porque hay que intentar renovarse constantemente en la composición, hay que tener la mente siempre abierta a otras disciplinas artísticas y, principalmente hay que saber elegir la distancia idónea de proximidad a la escena y así reflejar lo que cada uno tiene adentro. Y no hablo sólo de fotografías, hablo de narraciones visuales encaminadas al proyecto.
En ese sentido, la frase de Capa cobra sentido.



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