Al igual que Robert Frank (su temprana influencia), Marco Paoluzzo es suizo, fotógrafo y viajero.
Al igual que Jack Kerouac y tantos beatniks, hippies, aventureros, anónimos soñadores de rutas como la mítica 66, Marco Paoluzzo salió a recorrer esa carretera y tantas más de este a oeste por la geografía de Estados Unidos entre 1986 y 1994.
Y al igual que la melancólica melodía de un blues, Paoluzzo experimentó las alegrías y los sinsabores de un largo viaje que finalmente plasmó en un interesante y muy recomendable libro llamado justamente America Blues.
Este fotógrafo, que colabora con National Geographic, Geo o Altair entre otros, señaló que con el poco dinero que tenía se compró un auto de segunda mano y “ salí a merced de las carreteras con el oeste en mi horizonte. Desde las grandes ciudades hasta los pequeños pueblos, el campo me recordó las películas americanas que había adorado siempre y que me había hecho soñar con la libertad y el espacio. El escenario era como yo había imaginado, pero pronto perdí ese sueño”.
Mientras viajaba, Paoluzzo comenzó a interesarse por otras cuestiones como por ejemplo: la soledad del individuo. “No descubrí nada en los Estados Unidos que no sea la insignificancia del ser humano cuando se pierde dentro de un universo desconocido y banal”.
En este sentido, quiero compartir con ustedes algunas imágenes de este libro que - en mi opinión personal - sirven de disparador, de alegorías sobre el verdadero papel que nos cabe en estas sociedades occidentales contemporáneas . Hasta pronto!!
Al igual que Jack Kerouac y tantos beatniks, hippies, aventureros, anónimos soñadores de rutas como la mítica 66, Marco Paoluzzo salió a recorrer esa carretera y tantas más de este a oeste por la geografía de Estados Unidos entre 1986 y 1994.
Y al igual que la melancólica melodía de un blues, Paoluzzo experimentó las alegrías y los sinsabores de un largo viaje que finalmente plasmó en un interesante y muy recomendable libro llamado justamente America Blues.
Este fotógrafo, que colabora con National Geographic, Geo o Altair entre otros, señaló que con el poco dinero que tenía se compró un auto de segunda mano y “ salí a merced de las carreteras con el oeste en mi horizonte. Desde las grandes ciudades hasta los pequeños pueblos, el campo me recordó las películas americanas que había adorado siempre y que me había hecho soñar con la libertad y el espacio. El escenario era como yo había imaginado, pero pronto perdí ese sueño”.
Mientras viajaba, Paoluzzo comenzó a interesarse por otras cuestiones como por ejemplo: la soledad del individuo. “No descubrí nada en los Estados Unidos que no sea la insignificancia del ser humano cuando se pierde dentro de un universo desconocido y banal”.
En este sentido, quiero compartir con ustedes algunas imágenes de este libro que - en mi opinión personal - sirven de disparador, de alegorías sobre el verdadero papel que nos cabe en estas sociedades occidentales contemporáneas . Hasta pronto!!
Livermore (California) 1993 |
New York City, Liberty Island - 1993 |
Wall (South Dakota) 1993 |
Menphis (Tennessee) 1993 |
Virginia Beach (Virginia) 1994 |
Gracias por el post, Marcelo. Estoy convencido que si Marco fuera americano o inglés, en lugar de suizo, sería mucho más reconocido. Él es un fotógrafo a la "antigua usanza": domina a la perfección el color, el blanco y negro, el "paso universal" y los grandes formatos. Sus libros de paisajes de lugares como Islandia son unas maravilla!
ResponderEliminarGracias a ti, Rafa. Tu biblioteca es muy rica y ahora, aproveché para conocer un poco mejor sus trabajos en color a través de la web. Y me ha llamado mucho la atención, aparte de Islandia, Lumiéres d'Ethiopie que tiene fantásticos retratos.
ResponderEliminarLo apunto todo como una esponja, un trabajo con mucha personalidad. Gracias a ti.
ResponderEliminarGracias por pasarte por acá, Agustín
ResponderEliminarEnhorabuena por este interesante post, Marcelo.
ResponderEliminarEntradas como esta, amplian nuestros conocimientos, alimentan nuestra cultura visual y se agradecen de verdad.
Jordi, veo que tenemos miradas cómplices en la fotografía. Es un buen estímulo para seguir adelante!! un abrazo grande!!
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