Miradas Cómplices constituye un laboratorio de ideas, de reflexiones fotográficas e imágenes que, quizás, encuentren vuestra complicidad.

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lunes, 22 de mayo de 2017

Mujeres y espacio público


Desde la época que conformábamos Calle 35, me preguntaba porque había tan pocas fotógrafas urbanas. Sin embargo, con el fulminante auge mundial de la fotografía de calle de los últimos años, todo ha cambiado.  
Prueba de ello, en mis talleres de fotografía participan cada vez más muchas entusiastas y por cierto, muy buenas fotógrafas de calle. Y muchas me han acompañado a espacios públicos difíciles para mujeres como es Marrakech en donde han sufrido amenazas y malos tratos verbales.

Sin título
Marrakech 2014 (c) Marcelo Caballero


Yo siempre asocié la fotografía de calle con el deambular. Y reivindico el caminar (con una cámara) como una acción no sólo estética, también social y política. Y en ese caminar me encuentro con la figura literaria del “flâneur” , término francés  que significa “paseante” o “callejero” y está asociado a un hombre que vaga por las calles sin objetivo,  con la sola idea de observar lo que pasa en la calle. Una flâneur “ callejera” no está asociada comúnmente con esa idea romántica nacida de la pluma de Baudelaire.  Lo mismo ocurre cuando decimos “hombre público” que no es lo mismo que “mujer pública”.



Barcelona (c) Xavier Miserachs

De todo ello y de muchas cosas más trata Rebecca Solnit en su libro Wanderlust. Una historia del caminar. Un libro que reflexiona sobre la presencia femenina en la calle contemporánea.

El caminar femenino, suele ser, por cierto, entendido como una exhibición o un espectáculo más que como un traslado de un lugar a otro, y ello porque se supone que las mujeres caminan no para ver, sino para ser vistas, no para su propia experiencia, sino para un público masculino” señala la escritora americana.



(c) Garry Winogrand

El tiempo libre tiene muchas variables, pero la mayor parte de los lugares públicos no han sido acogedores ni seguros para las mujeres la mayor parte del tiempo. Las medidas legales, los valores tradicionales suscritos tanto por hombres como mujeres y la amenaza implícita del acoso sexual y la violación misma han limitado la posibilidad de las mujeres de caminar por donde y cuando quieranseñala Solnit en el libro.



(c) Txema Salvans

Las ropas y las limitaciones corporales de las mujeres – tacones altos, zapatos apretados o frágiles, corsés y fajas, faldas estrechas, tejidos débiles, velos que oscurecen la visión – son elementos de los valores tradicionales que han perjudicado a las mujeres de manera tan efectiva como las leyes y los miedos”.

Hasta pronto!



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