Desde que las grandes ciudades de principios del siglo XX
como Nueva York, París o Londres se
lavaron la cara en la modernidad; comenzaron a mostrarse atractivas en sus
espacios públicos, orgullosas de sus transformaciones urbanas e incipiente
prosperidad industrial y económica.
Junto a toda esa evolución urbana, estaban
los primeros fotógrafos de calle que con sus discretas cámaras con películas de
35 mm comenzaron a documentar todo. Y allí está el origen de esta apasionada práctica
fotográfica tan intrínsenca, tan onírica, tan pura de la fotografía documental.
Manhattan (1921), el film documental dirigido por Paul Strand y Charles Sheeler muestra mucho de ese nuevo devenir en Nueva York.
En ese contexto, los fotógrafos comenzaron a sentirse especialmente atraídos por los
escaparates de las tiendas. Y no sólo por la dualidad de las realidades que
reflejan los cristales. Sino porque estos escaparates son bodegones que
hablan de tendencias gastronómicas, de modas imperantes, de hábitos de una época,
del consumismo en general. Así lo entendieron los grandes fotógrafos de esa época como Eugene Atget, Walker Evans o
Lisette Model, entre otros.
París © Eugène Atget |
Nueva York 1939 © Lisette Model |
Nueva York 1929© Walker Evans |
Durante los último años, el fotógrafo Lee Friedlander realizó un formidable trabajo sobre uno de los protagonistas
excluyentes de los escaparates contemporáneos: los maniquís.
NY 2011 © Lee Fridlander |
NY 2011 © Lee Fridlander |
Y concentró su trabajo en tiendas de Nueva York, Los Angeles y San
Francisco.
© Lee Fridlander |
© Lee Fridlander |
Este trabajo fue expuesto en la Fraenkel Gallery en el 2012
y junto con la exposición se publicó un catálogo con 103 imágenes titulado precisamente
Mannequin.
Recordemos que Friedlander ayudó a consolidar la fotografía
de calle en la década del ’60 del siglo pasado junto con grandes como Garry
Winogrand, Joel Meyerowitz, Tony Ray-Jones o Bruce Gilden.
Hasta el viernes!!
Es cierto que los escaparates tienen un atractivo y expresividad especiales.
ResponderEliminarAdemás, podríamos decir que son el termómetro de la vitalidad de una ciudad. Abrazos!
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