Desde que lo conocí a Alex en la vieja Katmandú de Nepal, me despertó una suerte de empatía natural hacia él, debido - en gran parte - al auténtico y particular magnetismo que destilaba.
Mientras caminábamos por las callejuelas de Thamel nos preguntábamos que cuernos hacíamos allí y como y porqué habíamos llegado. Y él, a mitad de camino entre la timidez y una audacia en ciernes, me contó que un día decidíó comenzar a viajar sin planes inmediatos a la vista; sólo dejándose llevar por las incertidumbres de un largo viaje. De esa manera recorrió unos 40.000 km. Y, entre trenes, buses, coches y algunos carruajes, había deambulado por más de un año por Siberia, Rusia, Irán, China, Tibet, Pakistán, Uzbekistán y otros países de la extinta Unión Soviética.
Un tiempo después, nos volvimos a encontrar pero en su Barcelona natal. En esa ocasión, Alex ofició de anfitrión y yo de “okupa” en su piso de Ronda Sant Antoni por unos días, antes de emprender mi vuelta a Argentina. También, luego de un largo año viajando por Oriente.
Y pasaron unos años sin saber nada, absolutamente nada de él. Hasta que hace unos días recibí un email. Me contaba en la carta que se encontraba en Alaska. Pero en esta ocasión su viaje lo estaba haciendo por el mar.
Alex |
Sus ansias de viajar lo llevaron a "hacer dedo" a cualquier tipo de embarcación con tal de avanzar y hasta ahora lleva 10.000 millas náuticas navegadas. En el medio, se encontró con diferentes islas y culturas: Salomón, Fiyi, Tuvalu, Nauru, Kiribati, Isla de Navidad, Fanning, Hawaii.
Islas Salomón |
Sin embargo, mientras espera, tiene tiempo para iniciar alguna aventurilla muy propias de él. “ Por aqui me dio por la fiebre del oro y en unos dias parto con un anciano buscador y decadente soñador hacia el Océano Ártico, donde me ha prometido que conoce un lugar en el que hay mas oro que en El Dorado..veremos...De ahi, sino encuentro barco, tiraré por tierra cruzando Canadá para llegar a NuevaYork.”.
Por último, deseo hacer una petición a algún lector cómplice. Si alguien está interesado en ayudarle con alguna información útil o solamente lo quiere saludar y darle estímulos para seguir con esta aventura no tiene más que escribirle a este email: elmelitoviajero@yahoo.es . ¡Muchas gracias!
QUE MAGICA HISTORIA LA DE ALEX .YA ME VOY A MANTENER EN CONTACTO POR MEL.PARA DARLES MIS SALUDOS .MUY BUENOEL RELATO
ResponderEliminarMARCELO FELICITACIONES POR LA IMPORTANCIA DE TUS NOTAS EN EL FACE.SON MUY PRODUCTIVAS.SALUDOS
ResponderEliminarSi Ale, es muy mágica la historia y siempre simpaticé con ese tipo de viajeros que se parecen más a una forma de vida. Algo que muchos de nosotros anhelamos hacer pero nunca lo realizamos porque estamos sujetos a ciertas reglas que nunca flanqueamos principalmente por miedo a la incertidumbre. Y también por miedo a perder lo que tenemos que es la seguridad de las cosas.
ResponderEliminarGracias, Ale!!
Ale, me olvidaba decirte.....quiero recomendarte un libro: Los Cuarenta Bramadores escrito por el legendario y gran navegante argentino llamado Vito Dumas.
ResponderEliminarEsa es la historia más mágica que he leído sobre historias en el mar. Vito dió la vuelta al mundo, solo, casi sin tocar tierra y enfrentándose con las peores tormentas. Una enorme historia. bueno...un abrazo!!
Marcelo,
ResponderEliminarPensaba que este tipo de personas sólo existían en las películas pero está claro que estaba equivocado.
Muy bueno y que placer debe ser encontrarse con personas así que vuelan tan alto y no quieren aterrizar nunca... en fin...
Así es Carlos, me agradaría mucho que pueda cruzar a la costa este de Estados Unidos. Ya me contará algo. Un abrazo, Carlos!!
ResponderEliminarque bonita historia, Marcelo!
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