El sábado pasado me encontré en la videoteca del barrio con
un reciente film de Wim Wenders que me cautivó de entrada porque observé en la
sinopsis explicativa una clara analogía con Blow Up: un thriller dinámico, psicológico, el personaje
era un consagrado fotógrafo de modas, buena música. Y si a eso le sumamos Lou Reed, Dennis Hooper y Patti Smith, el cóctel sonaba explosivo.
También recordé que cuando se estrenó este film de Wenders en el 2008, pasó bastante desapercibida entre el gran público y fue maltratada por la crítica especializada que la consideró “muy pretenciosa” o “aburrida”.
También recordé que cuando se estrenó este film de Wenders en el 2008, pasó bastante desapercibida entre el gran público y fue maltratada por la crítica especializada que la consideró “muy pretenciosa” o “aburrida”.
Me refiero a Palermo Shootting que en su momento se presentó
como el film más personal del gran cineasta alemán. Un thriller que habla sobre
la vida y principalmente es una reflexión sobre la muerte. Desde mi humilde punto de vista: la Blow up actual.
De hecho,( oh casualidad!!), Wenders dedica el film al gran director italiano.
De hecho,( oh casualidad!!), Wenders dedica el film al gran director italiano.
Luego de verla, debo confesar que el film no me drefaudó, a pesar de algunos momentos muy excéntricos de narración visual. Me pareció tan
onírico y existencial como la obra de Antonioni.
Quizás, Wenders lo realizó de una manera más poética, metafísica. Además, su reflexión sobre la muerte no estaba centrada en un asesinato (Antonioni) pero si en un camino ineludible, único al que vamos todos pero que puede ser más soportable, si cabe esta palabra, si se lo acompaña con amor.
Ese es el mensaje vital del film y todo ocurre a través de la fotografía como un nexo neurálgico.
En ese sentido, me parece una peli genial desde mi punto de vista: bien montada desde un primer momento con unos impactantes juegos de fotogramas y al final del largometraje, se muestran los mismos fotogramas pero con las fotografías que el personaje principal fue capturando a lo largo del film.
Quizás, Wenders lo realizó de una manera más poética, metafísica. Además, su reflexión sobre la muerte no estaba centrada en un asesinato (Antonioni) pero si en un camino ineludible, único al que vamos todos pero que puede ser más soportable, si cabe esta palabra, si se lo acompaña con amor.
Ese es el mensaje vital del film y todo ocurre a través de la fotografía como un nexo neurálgico.
En ese sentido, me parece una peli genial desde mi punto de vista: bien montada desde un primer momento con unos impactantes juegos de fotogramas y al final del largometraje, se muestran los mismos fotogramas pero con las fotografías que el personaje principal fue capturando a lo largo del film.
Además de descubrir una gran cantidad de buenos temas musicales
de bandas como Velvet Underground, Portishead, etc, que iba escuchando el fotógrafo a través de
sus auriculares en sus vagabundeos fotográficos por Palermo (Sicilia); descubrí la pragmática cámara que usaba en la calle: la mítica Plaubel Makina 67 de medio formato.
Observen la cámara en algunas escenas del film en el siguiente video.
“La película no es sobre el sentido de la vida, sino sobre
la importancia de no perder la oportunidad de vivirla” señaló Wenders en un
reportaje realizado por Neva Micheva. “Además es mi primer obra interactiva
porque ésta existe en el ojo de quien la está viendo y le permite penetrar muy
adentro de sí mismo. Si no, queda fría, misteriosa, un sistema cerrado”
Y la fotografía hace el resto, a través de una cámara, de un
ojo, de un pensamiento.
Un dato curioso de la peli, otro. Es la aparición breve, de Letizia Battaglia, fotógrafa Siciliana con un muy interesante trabajo sobre la mafia y en general sobre su ciudad: Palermo.
ResponderEliminarSi,Luis. Es verdad, Battaglia es un referente ineludible de la fotografía de Sicilia. Sin lugar a dudas. Muchas gracias!
Eliminar