Ayer hicimos una visita relámpago a Cadaqués para hacerle conocer a una amiga la bella ciudad ampurdanesa. Por diferentes razones personales no podíamos quedarnos ni siquiera una noche. Sin embargo, la breve estancia fue muy divertida y entretenida. Hasta aquí todo bien y ello quedará como un hermoso recuerdo familiar.
El tema es que como fotógrafo este tipo de paseo tuvo una serie de inconvenientes que fueron insalvables.
El primero de ellos es que arribamos a Cadaqués a media mañana. Como bien sabemos los que nos gusta la fotografía, las primeras o las últimas luces son las más apropiadas para capturar imágenes. Algo que no fue posible ayer y yo lo sabía de antemano.
Y a todo esto había que agregar a otro protagonista involuntario: un cielo plomizo y sin contraste de nubes. Nos acompañó a todo momento y era de un gris tan monocromático que me espantaba con sólo mirarlo. Me hacía recordar aquellas imágenes sobrexpuestas con los cielos “quemados”.
En fin, no era un día ideal para hacer buenas fotografías. Entonces pensé que no era mala idea recurrir a reflejos que siempre me han parecido sugerentes cuando ni la hora ni el día acompañan.
Los resultados me han parecido interesantes y estimuladores en este contexto tan dispar. Por eso deseo compartir con ustedes algunas de estos reflejos. Desde ya muchas gracias y que tengan muy buen fin de semana!!
Esos dias también son estimulantes, te obligan a estrujarte el cerebro y buscar "alternativas"...
ResponderEliminarEstoy seguro de que aprovecharon el día en uno de los -para mi- pueblecitos más bonitos de la costa brava.
Es verdad, Carlos. Yo recuerdo aquella vez que Navia nos dijo que los días que más le gustaban eran los días nublados o lluviosos. Tenes que pensar en alternativas y allí está el desafío!!
ResponderEliminarHasta pronto!!