“La vida y el arte tiraban de mi en direcciones opuestas y aún lo siguen haciendo. Pero ahora, después de 25 años haciendo fotos, mi cuerpo se pliega a sus demandas. Estrábica, ya no sigo caminos paralelos; mi ojo derecho busca, hambriento, visiones, mientras mi ojo izquierdo se encarga de que no tropiece. Llevo conmigo esos pesos pesados, mis cámaras, a donde quiera que vaya. Quizá, sin anclas, flotaría”.