No he leído el artículo del periódico, pero doy mi punto de vista.
Lo que está claro es que ese tipo de fotografía no se crea con motivos fotográficos reales. La foto en sí misma importa poco, sólo el contenido, el cual se utiliza para un fin concreto. Se hacen fotos con el móvil para algo -¿comunicarse en las redes sociales?- de la misma manera que se escriben mensajes de texto y no son literatura. Reflexionando sobre el asunto, la respuesta más obvia es que se hacen fotos porque el móvil tiene cámara. Sin esa cámara invisible no se harían. Nadie llevaría ni una compacta si no pudieras pulsar tres botones y listo. Pero el motivo de por qué en lugar de ver una escultura se le hace una foto con el móvil y suma y sigue, tiene respuestas sociales y psicológicas más complejas. Está de moda vivir la vida en diferido, verla en una pantalla porque es más cómodo y más seguro. No me importa mi vida, sino lo que los demás piensen de ella. La gente necesita reafirmar su existencia mandando estas misivas sobre sí mismos constantemente: hago foto de la paellada del domingo y bombardeo a mis conocidos para llamarles la atención. Busco su aprobación, su tiempo, su interés fugaz por mí para calmar mi soledad, para engordar mi vanidad. Nada más lejos que la sensación que obtiene un fotógrafo con su cámara cuando bebe y absorbe lo que tiene a su alrededor, cuando quiere tragárselo sin pelar y sólo, lástima, es capaz de generar un documento bidimensional sin capacidad narrativa. La pobre fotografía se ha visto envuelta en esta guerra de egos porque se le da muy bien describir y no hace preguntas. Lo que la mayoría de la gente no comprende es que una fotografía es sólo una representación de la realidad. Y ellos sólo están viviendo la ilusión de su existencia.
Totalmente de acuerdo.
ResponderEliminarBuen post, impecable reflexión, Marcelo. Un abrazo!
ResponderEliminarGraciias, Rafa!
EliminarNo he leído el artículo del periódico, pero doy mi punto de vista.
ResponderEliminarLo que está claro es que ese tipo de fotografía no se crea con motivos fotográficos reales. La foto en sí misma importa poco, sólo el contenido, el cual se utiliza para un fin concreto. Se hacen fotos con el móvil para algo -¿comunicarse en las redes sociales?- de la misma manera que se escriben mensajes de texto y no son literatura. Reflexionando sobre el asunto, la respuesta más obvia es que se hacen fotos porque el móvil tiene cámara. Sin esa cámara invisible no se harían. Nadie llevaría ni una compacta si no pudieras pulsar tres botones y listo. Pero el motivo de por qué en lugar de ver una escultura se le hace una foto con el móvil y suma y sigue, tiene respuestas sociales y psicológicas más complejas. Está de moda vivir la vida en diferido, verla en una pantalla porque es más cómodo y más seguro. No me importa mi vida, sino lo que los demás piensen de ella. La gente necesita reafirmar su existencia mandando estas misivas sobre sí mismos constantemente: hago foto de la paellada del domingo y bombardeo a mis conocidos para llamarles la atención. Busco su aprobación, su tiempo, su interés fugaz por mí para calmar mi soledad, para engordar mi vanidad. Nada más lejos que la sensación que obtiene un fotógrafo con su cámara cuando bebe y absorbe lo que tiene a su alrededor, cuando quiere tragárselo sin pelar y sólo, lástima, es capaz de generar un documento bidimensional sin capacidad narrativa. La pobre fotografía se ha visto envuelta en esta guerra de egos porque se le da muy bien describir y no hace preguntas. Lo que la mayoría de la gente no comprende es que una fotografía es sólo una representación de la realidad. Y ellos sólo están viviendo la ilusión de su existencia.