En estos tiempos de permanentes cambios y reciclajes, los fotógrafos y, en especial, los documentales deben asumir que sus fuentes
de ingresos ya no están en revistas, diarios o talleres. Como vienen haciendo
mucho de los grandes, el pan de todos los días hay que buscarlo en la publicidad.
Y esto que digo no es para nada algo nuevo. Pero me llama
la atención como se monta este nuevo escenario publicitario periodístico en agencias
como Magnum, espejo y
ejemplo de muchos fotógrafos del mundo y que, además, considero que sus acciones corporativas son una
especie de termómetro de la situación del fotoperiodismo internacional.