Miradas Cómplices constituye un laboratorio de ideas, de reflexiones fotográficas e imágenes que, quizás, encuentren vuestra complicidad.

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sábado, 23 de diciembre de 2017

Miradas Cómplices les desea Felices Fiestas!

Me gustaría desearles a todos los amigos cómplices de este blog, unas felices fiestas y un comienzo de año lleno de nuevas energías y fundamentalmente llena de sueños....esos que nos ayudan a vivir...
Además, deseo compartir un poema del poeta argentino Oliverio Girondo que engloba mi agradecimiento por tantos años que me acompañan en este humilde blog y se llama justamente GRATITUD.

Gracias aroma
azul, 
fogata
encelo.

Gracias pelo
caballo
mandarino.

Gracias pudor
turquesa
embrujo
vela,
llamarada
quietud
azar
delirios.

Gracias a los racimos
a la tarde
a la sed
al fervor
a las arrugas,
al silencio
a los senos
a la noche,
a la danza
a la lumbre
a la espesura.


Muchas gracias al humo
a los microbios,
al despertar
al cuerno
a la belleza
a la esponja
a la duda
a la semilla,
a la sangre
a los toros
a la siesta

Gracias por la ebriedad
por la vagancia
por el aire
la piel
las alamedas,
por el absurdo de hoy
y de mañana,
desazón
avidez
calma
alegría, 
nostalgia
desamor
ceniza
llanto.

Gracias a lo que nace,
a lo que muere,
a las uñas
las alas
las hormigas,
los reflejos
el viento
la rompiente, 
el olvido
los granos
la locura.

Muchas gracias gusano,
Gracias huevo.
Gracias fango,
sonido.
Gracias piedra.
Muchas gracias por todo.





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viernes, 22 de diciembre de 2017

“Tenia las imágenes más aburridas del mundo”


Desde hace más de 50 años que Lee Friedlander hace fotos y, en ese sentido, su carrera fotográfica es monumental, prolífica y cuenta con muchos libros publicados. Sin embargo, nunca expuso ni publicó ninguna fotografía de India, país que visitó en varias ocasiones. Con una sola excepción: un extraordinario retrato de su amigo Ragubhir Singh en pleno trabajo.


(c) Lee Friedlander. Raghubir Singh en acción. 1985

La pregunta es la siguiente: ¿porqué Friedlander nunca publicó ninguna fotografía de India a pesar que, según testigos como Singh, disfrutó mucho de sus estadías?
El mismo Friedlander se encargó de responder de forma tajante, esta pregunta un tanto difícil de aceptar por cualquier fotógrafo fascinado por la cultura india como el americano. "Mi problema en la India fue que todo se veía maravilloso todo el tiempo, pero cuando llegué a casa y desarrollé la película descubrí que tenía las imágenes más aburridas del mundo".


(c) Anne de Henning. Singh y Friedlander. Jodhpur, Rajasthan, 1988

Singh y Friedlander  fueron grandes amigos y el fotógrafo indio nunca disimuló el gran respeto que le tenía a su trabajo y lo consideraba “el gran maestro modernista contemporáneo”: La influencia de Friedlander se puede apreciar en esas imágenes con yuxtaposición de reflejos y marcos dentro de marcos.



(c) Raghubir Singh. Howrah, 1991



Friedlander fue a la India, invitado por Singh, en 1985 y en 1988 y juntos lo recorrieron desde Rajhastán a Calcuta en el extremo este. En una oportunidad, Singh contó que su amigo estadounidense prefería la “vida intensa y algunas veces herida” de la calcinada Calcuta a la belleza romántica de Rajhastán. Según el fotógrafo indio, la fascinación de Friedlander por la abyección traicionó su cosmovisión modernista occidental. “Mi tema nunca es la belleza como se ve en la abyección” señaló en el prólogo de River of Colour. “"sino la letra inherente a la vida de la India: el alto rango de la coloratura de la vida cotidiana. Esas notas deliciosas, esas notas altas y bajas, no existen en el mundo occidental".


(c) Raghubir Singh. Rajhastán, 1974
Hasta pronto!


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lunes, 18 de diciembre de 2017

El valor de los rincones

(c) Sergio Larrain. Londres 1958, 1959

Cuando observé por primera vez esta fotografía de Sergio Larrain – de su trabajo realizado en Londres entre 1958 y 1959 - , comencé a entender el valor y el sentido de composición que ofrecen los rincones. Y me pareció una eficaz forma de componer que lleva al fotógrafo a meterse más en la escena.


(c) Nikos Economopoulos. De su proyecto Grecia.

Darle importancia a los rincones de un encuadre, es redimensionar el valor de las diagonales y crean una sensación de mayor amplitud visual, dinamismo y profundidad de campo.


(c) Nikos Economopoulos. Tanzania, 2013

Darle protagonismo a los rincones es entrar en una composición más inestable, más imprevisible. Pero más fresca y vital. Y ayuda a entender "lo otro" que ocurre en la escena. 


(c) David Alan Harvey

Esta distribución espacial, con mayor hincapié en los rincones,  crea nuevas dimensiones de los objetos y “sugiere” una mayor continuidad con lo que está “afuera” del encuadre.
El protagonismo de los rincones, descentraliza la escena; le brinda menos protagonismo al instante decisivo y transmite una mayor tensión latente a la escena. Desde mi punto de vista, mucho más sugerente y más imaginativa.


(c) Raghubir Singh. Bombay


Hasta pronto!




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lunes, 11 de diciembre de 2017

La decisión nunca se debe tomar a la ligera

La elección de hacer fotografías en blanco y negro o a color no se debe tomar nunca a la ligera. No es sólo una cuestión de estética o que “queda mejor”. Desde mi punto de vista, el fotógrafo debe reflexionar “a priori” y no “a posteriori” sobre esta crucial decisión. Y, para ello, me gustaría poner como ejemplo en esta nota, como reflexionó Raghubir Singh sobre este tema al inicio de su extensa carrera fotográfica.

(c) Henri Cartier-Bresson. Jaipur, 1966









Singh, como todos sabemos, fue uno de los más influyentes fotógrafos de calle contemporáneo y pionero del uso del color en India en la década del ’70 del siglo pasado. Y me gustaría aclarar, en este sentido,  que su ídolo de juventud fue Henri Cartier-Bresson a quien conoció en 1966 en Jaipur













Y también fue un gran amigo de Lee Friedlander y William Gedney quienes lo visitaron en varias oportunidades en India. Todos, grandes fotógrafos en blanco y negro que Singh admiraba profundamente.


(c) William Gedney. Benares, 1979

En su introducción a River of Colour (Phaidon, 1998), Singh comenta que, en la década del ’60, descubrió que la preferencia de los fotógrafos occidentales por las películas en blanco y negro era la expresión de una sensibilidad cultural impregnada de angustia y alienación. "La condición fundamental de Occidente es la de la culpa, vinculada a la muerte, de la cual el negro es inseparable".


(c) Raghubir Singh

En el arte indio, por el contrario, el color siempre ha tenido una dimensión espiritual enraizada en la idea del darshan o vista sagrada. "La condición fundamental de la India, sin embargo, es el ciclo de renacimiento, en el que el color no es solo un elemento esencial, sino también una fuente interna profunda, que se adentra en el largo y rico pasado del subcontinente".


(c) Raghubir Singh. Calcutta, 1972

Aunque fotografió exclusivamente en color, Singh creía que la fotografía en blanco y negro en India podía ser "exitosa cuando se evitan los contrastes extremos y la escala de grises completa se convierte en una transposición viva de todos los colores", como en el trabajo  de Cartier Bresson o del cineasta indio Satyajit Ray, otro gran amigo de Singh .


(c) Raghubir Singh. Benares, 1985


Además, Singh vio su propio uso del color como parte de una tradición estética india que se remonta a las pinturas de corte vibrante de color y detalle del período Mughal, a las pinturas en miniatura Rajput.
Actualmente, la obra de este gran fotógrafo indio se está exponiendo en el Metroplitan Museum of Art (The Met) de Nueva York.


(c) Raghubir Singh. Bombay, 1991

Hasta pronto!


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lunes, 4 de diciembre de 2017

Desconocido entre conocidos



Nueva York probablemente sea la ciudad sobre la que más libros de fotografía de autor se hayan realizado. Este dato lo corrobora, una exposición que se realizó hace poco el Centro José Guerrero sobre este fenómeno editorial y Nueva York. El centro además publicó un catálogo que cuenta con información sobre 48 libros editados entre 1931 y 2002 por 50 fotógrafos. Seguro que hay más, ya que en los últimos años, debido al auge del fotolibro contemporáneo.


Catálogo de la expo


En ese contexto de cosas, me gustaría destacar en este post,  el Nueva York de un fotógrafo que pasa muy desapercibido para las nuevas generaciones pero que vale la pena conocer por las pocos fotografías que encontré en la web: me refiero a Arno Fischer.


(c) Arno Fischer. Nueva York 1978


Este fotógrafo alemán que era el “ojo de Berlín” antes que se construyera el muro y dejara por completo hacer fotografías de calle sobre su ciudad; tubo la suerte de viajar a Nueva York y un libro publicado en 1988,  atestigua su paso por la gran manzana.


(c) Arno Fischer. Nueva York, 1984

De Fischer me llama mucho la atención su forma de componer instantáneas callejeras de gran potencia visual y con composiciones arriesgadas en planos, uso de diagonales,  triángulos que dinamizan la imagen y momentos intersticiales. 
Si nos damos una vuelta por sus fotografías realizadas en Berlín, se pueden encontrar muchas joyas.


(c) Arno Fischer. Berlín, 1957 de su libro Situation Berlin



En mi trabajo, estoy particularmente interesado en las relaciones que las personas tienen entre sí – señala en una entrevista en The GuardianEn esta fotografía, me gusta la composición, la forma en que los dos hombres se llamaban entre sí. No sabía quiénes era. No pregunté. En aquel entonces, nunca pedía permiso a nadie antes de tomar alguna instantánea. Probablemente ni siquiera se dieron cuenta”.


(c) Arno Fischer. Berlin.

(c) Arno Fischer. Berlin

Hasta pronto!


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viernes, 1 de diciembre de 2017

Movimientos intersticiales



En un principio,  este proyecto se llamó simplemente “composición”, un espacio visual donde iban cayendo “imágenes intersticiales” que apreciaba por su valor compositivo. Y nada más.
A medida que incrementaba este peculiar conjunto visual, me fui dando cuenta que había un nexo común en todo ello. Algo íntimo, singular para mi que se entrelazaba, que evolucionaba internamente como si se tratara de un viaje iniciático.





De alguna manera, el proyecto es una metáfora visual sobre el  paso del tiempo y sobre mi vida en exilio, lejos de la tierra donde nací. Escenas intersticiales que me conectan con sensaciones olvidadas, con recuerdos de una infancia tantas veces perdida.
Y así nació Cuatro Movimientos:
En Arpegio, líneas y formas en transformación. En Contrapunto, inducido por el contraste. En Fuga, en un perecedero deambular. En Armonía, la necesidad de equilibrio.

 A continuación, deseo compartir en esta nota, un audiovisual del proyecto. Espero que les guste.

CUATRO MOVIMIENTOS from Marcelo Caballero on Vimeo.


buen fin de semana!


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miércoles, 29 de noviembre de 2017

Pasear, detenerse


El caminar, no solo es bueno para la salud. También es útil para deambular por la ciudad junto con una cámara. 
En ese sentido, vivir intensamente ese caminar, incentiva la curiosidad y el sentido crítico. Por eso, no encuentro otro método más eficaz para conocer,  de una manera pausada, un territorio, su atmósfera, su gente, y su luz.


(c) Mark Cohen


Este ansia de explorar una ciudad mediante un caminar crítico me lleva, en muchos casos, a conocer espacios públicos al margen de los circuitos turísticos
Esta idea resulta fundamental para comprender “la otra cara” que se llena de nuevos significados. En ese contexto, la fotografía de calle, entendida así, revitaliza con sentido crítico, un documento simbólico de una ciudad poco probable de ser vista sino se "la camina", si no se la explora con intensidad en todos sus laberintos urbanos.


Este año, salí a caminar por los barrios periféricos de Essaouira  y descubrí otra ciudad.


Hace poco me llegó a casa, un nuevo libro de Francesco Careri: Pasear, detenerse, que bien puede servir para introducirse de una manera reflexiva sobre la experiencia de la pausa, del detenerse en ese andar que para este gran epistemólogo italiano es como un instrumento cognitivo y creativo capaz de transformar simbólica y físicamente el espacio.




Hasta pronto!


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miércoles, 22 de noviembre de 2017

Ventanas de conocimiento


Sabemos perfectamente que hacer una fotografía es intentar resolver un problema visual a través del rectángulo de la cámara. Sin embargo, qué es lo que incluimos y lo que excluimos de ese encuadre son decisiones sumamente importantes que nacen de nuestra capacidad cognitiva, en nuestras cabezas. “Nosotros somos la mejor cámara” dicen algunos y yo estoy de acuerdo con ello.
Así, a través de ese encuadre, aislamos un instante, una emoción irrepetible de nuestro entorno. Y todo ello me produce una sensación íntima, intransferible, personal sobre el maravilloso acto fotográfico. Y,  si a partir de ello, se abre otra ventana, otro encuadre, se entabla una relación más compleja, más profunda que me atrae muchísimo.


(c) Tim Hetherington, Hospital de Tubmanburg, liberia 2003

El otro día me encontré con una fotografía de Tim Hetherington que me remite a todo ello. El contraste entre los dos encuadres es brutal, dos estados opuestos, uno simboliza la vida y el otro la muerte. Una manera muy simple de representar el entorno en donde se encuentra el fotógrafo y cuantas cosas nos hablan esas ventanas sobre ese mundo.
Estas ventanas de conocimiento, por llamarlas así, las utilizaba muy bien Harry Gruyaert en algunas ocasiones.


(c) Harry Gruyaert. Marrakech, 1986



Realmente me hizo pensar en la composición y la idea de que tenía que aprender a componer antes de agregar cosas adicionales a mis imágenes – señala el fotógrafo belga a LensSe trata de obtener ese equilibrio de tu composición, luego tu luz, luego tus momentos. Entonces se trata de agregar esos tres ingredientes juntos”.


(c) Harry Gruyaert. Mali, 1988

Hasta pronto!


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lunes, 20 de noviembre de 2017

Ritmos intersticiales de color


Siempre me cautivó como algunos fotógrafo logran, a través de la repetición cromática, un ritmo visual inigualable que se percibe como una sucesión de impulsos dinámicos que “al romperse”, se produce un contrapunto visual de singular belleza y potencia visual.


(c) Jodi Cobb

Esos contrapuntos resultan tan decisivos como plásticos y actúan como espacios intersticiales del ritmo cromático y le otorga dinamismo a su existencia.


(c) Steve McCurry

El ritmo del color, en contraposición del ritmo de las líneas y las formas, responde a otras exigencias de la composición. El ritmo cromático puede responder a contrapuntos de colores cálidos y fríos que, aparte de brindar profundidad de campo a la escena; la convierte en un campo fértil de exploración compositiva.


(c) Jodi Cobb. Nueva York


Que se incluye y que se excluye del encuadre, siempre modificará la potencia del ritmo cromático, como si intentáramos escuchar en una improvisación de jazz, su ritmo percusivo. Y allí está su dificultad y su disfrute.


(c) Harry Gruyaert

Hasta pronto!


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miércoles, 15 de noviembre de 2017

Perpleja incomodidad


Por la noche todo se transforma. Espacios anodinos durante el día, cobran exuberancia en la noche. 
Cuando todo comienza a desvanecerse en la oscuridad, una especie de incertidumbre de luz se apodera de todo y transmite una permanente sensación de perpleja incomodidad.
Una perpleja incomodidad de luz, de atmósferas, de sugerencias y de hasta implicaciones psicológicas como las de Michael Ackerman que constituyen un claro ejemplo de adentrarse en  un territorio inhóspito pero prolífico de incertidumbres no exentas de obstáculos.


(c) Michael Ackerman. de su trabajo Half Life

Para Todd Hido, la noche le permite alejarse del mundo superficial y entrar en otro gobernado por la imaginación en donde reinan más las preguntas que las respuestas.


(c)  Todd Hido. Imágenes pertenecientes a su serie Homes at night.

Hido, actualmente, está revisitando los bosques del estado de Washington para un ensayo fotográfico inspirado en Twin Peaks de David LynchLa ciudad de Twin Peaks no existe. Pero contiene muchos de los problemas que existen en todas las ciudades, grandes y pequeñas, problemas que pueden ignorarse fácilmente” señala Hido en Time.


(c) Todd Hido. Washington

 “Durante los últimos 15 años, he estado visitando el estado de Washington, como un sustituto de mi Ohio natal. Me transporta al estado psicológico oscuro evocado por los inviernos de mi infancia”


(c) Todd Hido. Washington


Algo de toda esa perplejidad incómoda también la encuentro en el París hooperiano de Brassai en donde también nacen mucho más los interrogantes que las seguras respuestas. La noche sugiere, no enseña. La noche nos encuentra y nos sorprende por su extrañeza; ella libera en nosotros las fuerzas que, durante el día, son dominadas por la razón” comenta el gran fotógrafo húngaro. 


(c) Brassai. Paris, 1931


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lunes, 13 de noviembre de 2017

Ce n'est pas un document (Esto no es un documento)


(c) Marcelo Caballero.

Aún me sigue desconcertando ver, por ejemplo en cualquier shooping como algo habitual,  documentos visuales de la historia grande de la fotografía del siglo XX que “hablan” de otra cosa. No es nada nuevo lo que digo. Pero me sigue dando vueltas a la cabeza todo ello. Y digo “aún” porque me sigo aferrando a la idea de observar una fotografía como un documento visual que me lleva al pasado, a un momento histórico determinado o cotidiano de nuestras vidas como si se tratara del recuerdo de un perfume. Sin embargo, hay una cosa que comienzo a aceptar y eso me produce desasosiego:   la veracidad de la imagen se pone a prueba según el contexto y, no sólo por la multiplicidad de lecturas; sino por las ilusiones que producen. Y la sensación de pasado desaparece. Se construyen nuevas evidencias cada vez más alejadas del documento original.


No es lo mismo ver la foto del Che en un libro de Alberto Korda que verla en un bar.(c) Marcelo Caballero. Ponte de Lima, 2009


Este desasosiego que intuyó René Magritte a través de su serie “Esto no es una pipa”; o Marcel Duchamps y su artístico uninario; o Andy Warhol con sus latas de sopas Campbell; encuentra en el trabajo de Mike Mandel y Larry Sultan: Evidence (1977) la puerta pionera hacia la fotografía conceptual contemporánea que pone en “crisis” esa forma de mirar a la fotografía como un documento. Y según Joan Fontcubertadespués de 15 años de haber adquirido el libro sigo fascinado por la incerteza y desasosiego que me producen”. Un sentimiento que intento comprender para entender este hoy, de vivir en un tsunami de imágenes virtuales y que se merece una gran reflexión como la que encontré en El Beso de Judas del autor catalán.


Evidence. 1977


“Se trata de imágenes aséptica y obedientes de las convenciones del documento puro y duro, es decir, sin mayor aspiración que la de transmitir una información visual de la forma más clara y concisa, desprovista de cualquier tipo de impronta de <autor>” señala Foncuberta en la página 47 del libro. “Sin embargo, al escrutar el significado de estas fotografías, el más profundo surrealismo emerge de su banalidad radical”.


Evidence. 1977

Recordemos que Mandel y Sultan recopilaron fotografías que fueron usadas como documentos de evidencia por distintas organizaciones estatales americanas y al llevarlas a un libro con aspiraciones artísticas como Evidence ponían en duda la idea de documento exteriorizando sus ambigüedades internas. 
Algo de todo ello se estaría preguntando Korda sobre su famoso Che, si viviera en la actualidad


 Hasta pronto!


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