Miradas Cómplices constituye un laboratorio de ideas, de reflexiones fotográficas e imágenes que, quizás, encuentren vuestra complicidad.

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lunes, 31 de octubre de 2016

Poemas de líneas, lirismo de color



A mi me gusta y mucho la poesía. Son como refugios ante la adversidad y se comportan como actos revolucionarios del mundo interior del autor. Por eso leo poemas casi cada día. Y siempre me pasa, que vuelvo una y otra vez, a los poetas que más me transmitieron;  y una y otra vez,  renazco de las cenizas con nuevas y renovadas fuerzas.
Algo parecido me pasa con las imágenes que, como poemas visuales siempre me estimulan a seguir por ese excitante camino de la fotografía. Y también vuelvo, una y otra vez, a esos poetas de lo visual que tanto me transmitieron y en donde siempre encuentro nuevos abordajes, nuevas perspectivas y también "viejas" inspiraciones.
He hablado mucho de ellos durante todos estos años pero, debo confesarles que no me canso nunca de mencionarlos. Me refiero a André Kertész y a Harry Gruyaert.
Cada uno en su partitura.


Nueva York 1955 © André Kertész

André Kertész se asemeja a un poeta de las lineas. Un fotógrafo del que siempre estoy aprendiendo. Siempre me sorprenden sus puntos de vista,



 © André Kertész

sus detalles, sus sugerencia



 1920 © André Kertész

y nunca le encuentro explicación a el porque de la vigencia de sus fotos. Como la siguiente imagen (realizada en 1914!) que para mi inicia un tipo de composición vigente hasta el día de hoy.



Hungría 1914  © André Kertész

Las fotografías de Kertész tienen toda la "magia" de una imagen a punto de convertirse en clásica pero que no deben confundirse con tradicional. Son siempre modernas, vitales y hasta revolucionarias como las buenas poesías de clásicos no tan clásicos. Y eso me sabe a piropo.

Y Harry Gruyaert es lirismo de colores. 



 Francia 1991 © Harry Gruyaert



Como decía el poeta americano William Carlos Williams: "El poeta piensa con los poemas. Allí está su pensamiento, y que en sí mismo  es la profundidad ".



 Las Vegas 1982 © Harry Gruyaert

En la búsqueda incesante de las mejores opciones de luz,  Gruyaert encuentra la profundidad del color y la plasma de una manera magistral en sus imágenes. Eso no deja de sorprenderme y me estimula a seguir en este maravilloso camino de intentar dibujar con la luz.


 Bélgica, 1988 © Harry Gruyaert

Hasta pronto!


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lunes, 24 de octubre de 2016

Ver es leer


Ver es abrir una avenida de pensamiento más allá de la luz. 
Roberto Juarroz. Sexta Poesía Vertical 105

© Bernard Plossu

La llegada del otoño, de la lluvia y de una próxima velita más en mi calendario personal me hacen reflexionar sobre algunas cuestiones fotográficas que por tan sabidas que las tenemos, las obviamos y vale la pena "hablarlas" una vez más.





A través de una imagen, el mundo visible se llena de signos de escritura social,  de nuestra contemporaneidad.

© Melanie Einzig

Huellas del mundo interior del fotógrafo que marca su interés con su entorno. Hasta la elección de un encuadre vertical u horizontal señala las intenciones simbólicas que el creador visual intuye, husmea con su cámara.

© Serge Clément

Fragmentos visuales urbanos en donde se leen detalles de vidas azarozas, huellas de una  vivencia personal que se escabullen de los bordes de una fotografía.


© Vivian Maier

Y,  a su vez,   también muestra la distancia que mantiene el fotógrafo que bien puede definirse como filosófica. En ese sentido,  busca una separación para mirarles y comprenderles.


© Elliot Erwitt

Por ese mativo, los lee y entiende que la mejor cámara es su propio cerebro quien le da la capacidad cognitiva adecuada. Y el corazón manda, un plus imprescindible que cada uno maneja como lo desea. Personal e intransferible como también la lectura de una fotografía.


© Ruth Otkin

Al contrario de que dice Capa acerca de "que no te has acercado lo suficiente" a mi me gusta pensar que hay que saber mantener la distancia adecuada para captar la escena idónea según el momento.


© Joel Meyerowitz

 De esa manera, uno comienza a disfrutar de su propia libertad en comunión con la libertad del otro y entablar una interacción fructífera,  entre el fotógrafo y el "leer" su entorno.
Hasta pronto!



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viernes, 14 de octubre de 2016

Equivocarse con pasión


Equivocarse y  mucho sirve para cuestionar tu propio trabajo fotográfico y avanzar. El 99 % de lo que haces en la calle es más de lo mismo y siempre hay que ser autocrítico para evolucionar.
Mirar lo que hacen los demás ayuda a encontrar tu camino o por lo menos forjar tu sitio de trabajo. Pero eso es un hacer continuo y debes complementarlo con ese “ego sano” de aprender de tus propios errores. Creo que allí está el secreto del hacer fotografías con identidad y siempre guiado por un objetivo a alcanzar que puede ser un proyecto.


de su proyecto Minutes to Midnight © Trent Parke

 “Siempre he sido un narrador – comenta Trent Parke en una entrevista – y siempre estoy trabajando hacia el libro como el trabajo final".


de su proyecto The Seventh Wave © Trent Parke

"Es muy difícil contar una historia con fotografías urbana individuales. Estoy interesado en las ideas. No estoy interesado en hacer lo misma cosa una y otra vez” prosigue el gran fotógrafo australiano.


de su proyecto Dream Life © Trent Parke

Puede que puedas descrubrirte a ti mismo a través de tus propios errores y no volver a cometerlos. Puede que puedas unir todo en un gran rompecabezas y encontrar la o las respuestas. Estos consejos sanos de Trent Parke pueden ser útil en tu propia búsqueda.
Equivocarse y mucho apasionadamente recomienda el escritor mexicano Xavier Velasco. Aunque se refiere a los adolescentes; puede considerarse en el  fotógrafo que se siente como un adolescente que busca y busca su voz, que no quiere repetirse,  que no sabe como expresar todo lo que siente por dentro. La mejor receta: equivocarse y aprender de los errores. Y en libertad.


 de su proyecto American Color © Constantine Manos

Equivocarnos nos ayuda a crecer, nos hace humildes, eleva nuestro autoestima como fotógrafo y ser humano y enriquece nuestra experiencia vital.  Parecen consejos de autoayuda pero no lo son. El entusiasta de hacer fotografías necesita de ese entorno vital y esa cualidad  se nota en sus imágenes, se transmite. La fotografía es un acto humano y por ese motivo es imperfecta, llena de recovecos, de emociones que finalmente se pueden disfrutar.
En una nota que hice para Photocertamen, que me parece tan lejana en el tiempo, decía que “no alcanza con saber sobre programas de post producción o tener la cámara más moderna o que tenga más megapixeles. Hay que tratar de entender como hicieron fotografías los más representativos de esta práctica fotográfica que es tan antigua como la fotografía misma”.


de su proyecto My Fellow American © Jeff Jacobson

Ahora lo complementaría con que” hay que tratar de entender como haces tus propios proyectos” y ser muy autocríticos.

Buen fin de semana!



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lunes, 10 de octubre de 2016

Espacios invisibles

“Dice la verdad quien dice la sombra” Paul Celán


Existen espacios en la ciudad que parecen abandonados, estériles, sin utilización;  a lo que, el arquitecto catalán Ignasi de Solá-Morales,  los denomina con el término francés “terrain vague”.


Barcelona

Y, lo que más me interesa,  le otorga una misión importante a los fotógrafos urbanos contemporáneos en la documentación visual de esos lugares vacíos, invisibles a la dinámica económica.


Barcelona

“Los espacios vacíos, abandonados – señala el arquitecto -  en los que ya han sucedido una serie de acontecimientos parecen subyugar el ojo  de los fotógrafos urbanos”.   Esta frase de Solà-Morales no es anecdótica. Todo lo contrario. Refleja, desde su perspectiva, la evolución en los relatos visuales construídos por los fotógrafos de calle a lo largo del siglo XX.


Henri Cartier Bresson

Desde la Segunda Guerra Mundial prevalecen las fotografías humanistas con personajes anónimos en paisajes “carentes de grandilocuencia arquitectónica”.


© Robert Frank


Luego se pasa a la lectura visual existencialista de la ciudad y del paisaje, en el desarrollo y en el subdesarrollo y pone como gran ejemplo a Robert Frank y sus americanos. Y finalmente se centra en las ciudades a partir de los ’70 del siglo pasado. Y, de alguna manera, concuerda, con la llegada de la madurez de la fotografía de calle con Winogrand, Meyerowitz, Friedlander y compañía.


© Lee Friedlander
Barcelona © Manolo Laguillo

 “Son los lugares urbanos, que queremos denominar con la expresión francesa “terrain vague” los que parecen convertirse en fascinantes puntos de atención, en los indicios más solventes para poder referirse a la ciudad, para indicar con la imagen lo que las ciudades son, la experiencia que tenemos de ella”.


Vic

Y se plantea unas preguntas que pueden ser interrogantes fértiles del fotógrafo urbano actual para desarrollar proyectos. "¿Por qué urbano parece visualizarse de manera primordial en este tipo de paisajes?".
"¿Por qué ya no cabe en el ojo del fotógrafo exigente la apoteosis de los objetos ni la contundencia formal de los volúmnes construidos ni los trazados geométricos de las grandes infrasestructuras que construyen los tejidos de la metrópoli?".
"¿ Por qué hay una sensibilidad paisajista, ilimitada por tanto, hacia esta naturaleza artificial poblada de sorpresas, de límites imprecisos, carente de formas fuertes que representen el poder?".


Estación de trenes Sant Jordi Desvalls (Girona)


Las imágenes fotográficas  del terrain vague– señala Solá Morales en su libro Territorios (Gustavo Gilli 2002)- se convierten de este modo en indicios territoriales de la extrañeza, y los problemas estéticos y éticos que envuelven la problemática de la vida social contemporánea”.
Hasta pronto!



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miércoles, 5 de octubre de 2016

La orientación como un acto reflexivo pero espontáneo


Más allá de la dictadura,  impuesta actualmente por los monitores y plasmas,  del encuadre horizontal y que domina “fisiológicamente” nuestra manera de mirar el mundo; tenemos que seguir reflexionando en  la orientación visual : ¿cómo ocurren las cosas para transmitir mejor nuestra experiencia urbana fotográfica y no caer en juicios preestablecidos?
La orientación es una indicación al observador que la historia ocurre de esa manera y no de otra. Y el sentimiento y atmósfera de la ciudad en la que paseamos debe valorarse con la antelación que le da la sensibilidad y la espontaneidad del momento.


Valparaíso © Sergio Larraín












Algo de todo ello, pensó de Valparaíso, Sergio Larraín,  una ciudad construida y vivida desde la colina hacia el mar, para orientar sus fotografías en encuadres verticales. Y su trabajo, en general, fue realizado en esa orientación.















La orientación del encuadre horizontal pero panorámico llevó a Jens Olof Lasthein a realizar imágenes que potencien el aislamiento en que vivían los pueblos de Abjasia, una república separatista de Georgia.


© Jens Olof Lasthein

“Tal vez la serie captura un tema universal del el estado de ánimo de haber perdido la pista en la vida familiar para muchos de nosotros” señala Lasthein con respecto a su trabajo: Black Sea, White Sea.


© Jens Olof Lasthein

Algunos hablan de espacios negativos y de espacios positivos, para orientar los encuadres de sus fotografías. Algo que el Robert Frank de los Americanos entendió perfectamente al potenciar “esos espacios negativos” en sugerentes espacios de interpretación visual.


© Robert Frank

Otros, piensan que la orientación más apropiada es la horizontal porque nos desplazamos en horizontal, nos relacionamos en horizontal y hasta contamos las historias en modo película. En cambio lo vertical parece como un corte, un paréntesis para pasar a otro juego de intercambios horizontales.





 Quizás todo ello sea lógico y natural para muchos de los que nos gusta la fotografía. Pero no estaría mal pararse, reflexionar y tomar la mejor decisión para enfatizar tu propia fotografía; y darle la orientación espontánea que guíe tu sensibilidad visual sin pensar en la educación técnica adquirida.



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lunes, 3 de octubre de 2016

Una novela sin palabras

Si Edward Hopper puede ser considerado un gran fotógrafo de calle sin cámara;  Frans Masereel podría ser valorado como un gran director de cine sin haber realizado nunca un film.
Llegué a esta conclusión, después de encontrarme, el fin de semana pasado,  en un stand de Nordica Libros de una feria de editoriales independientes en Besalú (Catalunya)  con una novela sin palabras (o un film mudo) que se titula La Ciudad (1925) de Frans Masereel.

© Frans Masereel

Hopper, a través de sus cuadros, lo que muestra son los límites de nuestra percepción. Esa eterna sensación de ocultar más que mostrar ha sido muy atractivo para los fotógrafos.


© Edward Hopper

En cambio, Masereel, a través de esa novela sin palabras / film mudo, nos dirige hacia los límites de la intervención humana en una ciudad.

© Frans Masereel


 Pasear por las páginas / fotogramas de este libro, es ir descubriendo  un desolador retrato de lo mejor y de lo peor de que es capaz el ser humano.


© Frans Masereel

Realizada en ilustraciones verticales (de grabados en madera < xilografías>), una por página, la ciudad de Masereel plasma  en escenas de la vida cotidiana, la realidad social y política del período de entreguerras:  la miseria frente a la opulencia, la prostitución, la rutina del trabajo y la oscuridad de la pobreza.


© Frans Masereel


 Una forma de pensar la ciudad que no ha perdido vigencia, su discurso  permanece en las ciudades contemporáneas.



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